A veces personas muy grandes en tu vida, "a las que tienes en bandeja" se caen... y la ostia no se la dan ellos... sino tú.
La realidad enseña pero siempre duele, rompe momentos, elimina buenos recuerdos y almacena malos pensamientos, la mente humana es compleja, siempre encuentra la forma de martirizarte y llevarte a las peores conclusiones... es retorcida.
La realidad enseña pero siempre duele, los años pasan y te hacen ver la vida de otro modo.
Cada persona, cada momento, cada minuto, cada lugar, se convierte en un recuerdo difícil de guardar, mientras que lo peor que puedas imaginar va tomando forma en tu mente con el propósito del agobio personal, directo y fulminante.
La realidad enseña pero siempre duele, por eso no sé como vivir. Improviso, salto de un lugar a otro como el polvo que transporta el viento, siento la necesidad de encontrar algo que añoro, que deseo, que necesito, y se va.
Continuamente, viene, me visita y se va.
No lo olvidéis, la realidad enseña pero siempre duele.
Ooooh tío. Tengo que apuntar mis pensamientos, tío, porque si no se me va de la cabeza, tío. El cielo es tan azul como antes, yo estoy muy feliz de estar aquí y mis compañeros están flotando en una nube de amor. No recuerdo lo que estaba haciendo antes, pero tío, esto es genial. Nunca había pensado en ello de esta manera, pero las paredes también necesitan que las quieran, tío.
“¿Cómo que qué es esto que está en mi habitación? Pues un condón, claro”
“Ah, ¿que no puedo traer a mis ligues a casa?”
“¡Te he dicho mil veces que no utilices mi ordenador!”
“No, no sé a qué hora llegué ayer, ¿qué mas da?”
“¿Que me levante ya? ¡Pero si solo son las 12.00!”...
Todos hemos dicho estas frases que han acabado con la contestación más típica de los padres de este hemisferio y parte del otro: “Mientras estés bajo mi techo, harás lo que se te diga”.
"Mientras estés bajo este techo... ¡VUELVE AQUÍ!"
Pues adiós. Me voy. Me voy con mis colegas, y a vivir. Al principio, ilusión, nervios, planes de futuro y tu mente frenética pensando en lo molón que va a ser. Al final, agotamiento, cansancio, broncas... Y batacazo contra el suelo.